El meta del Sevilla está demostrando estos últimos meses, coincidiendo con la caída del equipo, que es un jugador terrenal. Que el viento a favor de su llegada, con la necesidad de encontrar un meta titular que ganase puntos, ya ha pasado. Al igual que sus compañeros sufre un bache y los nervios son malos compañeros de viaje de los porteros. Tuvo un error grosero en la entrega del 2-2, cuando Kjaer le cedió la pelota -una más- cuando tenía una salida limpia con Amadou. Su mal lanzamiento en largo ayudó a que el Barcelona empatase. Un error. De los pocos que ha tenido. No falla y ahora tampoco salva puntos, pero sus primeros partidos fueron sobresaliente.
