¡Qué bonita la PlayStation!

Toda la lucha que José María del Nido venía liderando contra el establishment de la denominada marca Liga se fue al sumidero de los vestuarios del Santiago Bernabéu desde el momento en que Unai Emery comunicó la alineación. Javier Tebas disfrutaría de lo lindo viendo cómo el Real Madrid, en ese horario tan confortable para los pinchazos televisivos como son las diez de la noche de un miércoles, se lucía y hacía disfrutar a propios y extraños neutrales. Hacía más de 46 años que en el Bernabéu no se veían diez goles. Y a ello contribuyó el Sevilla con una predisposición de ánimo, esa que tanto anunció su entrenador, tan loable para el espectador medio como deleznable desde un punto de vista físico-táctico. Fue un partido de PlayStation, empaquetado para exportar. El partido que sueñan los niños que coleccionan estampitas.

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