Para terminar una semana rara, distinta a la que precedió al partido contra el Real Madrid, Míchel prepara y motiva el encuentro ante el Deportivo con otras armas distintas. Se hace necesario por lógica. Él mismo lo decía ayer: no hay la “adrenalina” de la previa ante los capitalinos y sí una relajación fruto precisamente de haber sumado los tres puntos ante tan difícil adversario. Pero al final, el valor de la victoria es la misma en uno y otro encuentro, así que el entrenador madrileño tiene que activar los mecanismos -internos y externos- adecuados para mantener a todo el mundo en tensión.