Sorprendió el Sevilla cortando por lo sano ante la baja de Fernando por sanción con una defensa de tres, algo nuevo desde que Lopetegui dirige el proyecto, y la nueva disposición funcionó en muchos minutos de la primera mitad, cuando Óliver Torres supo explotar ese juego entre líneas que hacía daño en el 1-4-4-2 puro del Atlético, pero en el descanso Simeone movió ficha y atacó quizá la parte más débil de este Sevilla, los carriles exteriores. Con Correa punzó la banda de Reguilón creando muchos conflictos en el sistema defensivo: dos goles de cabeza (uno anulado) con centros al segundo palo y un penalti en contra gestado en esa parcela del campo. Navas tuvo que defender balones aéreos en el área y ante un rival con dos tanques como delanteros el palaciego sólo podía tener el cuello estirado mirando hacia arriba para ver cómo remataban a gol Diego Costa y Morata. A renglón seguido, Lopetegui corregía esa situación volviendo a poner defensa de cuatro y a Koundé en el lateral.