El amateurismo sublima el talento, la creatividad del jugador con la pelota. Pero, en el fútbol profesional, a la relación del jugador con la pelota hay que darle una envoltura: la preparación física y la disposición táctica adecuadas para que la técnica hable. Ayer, la técnica, como la grada, habló menos que de costumbre con Sampaoli porque el equipo no ocupó los espacios con equilibrio. Ya de salida, eran demasiadas las piezas que esperaban la pelota muy arriba. Y más con los cambios: hasta el jugador de espíritu más defensivo de los tres sustitutos, Iborra, se ubicó como rematador. Ese overbooking de delanteros facilitó la labor destructiva del Villarreal y potenció sus contras. De paso, desenchufó a la pieza de mayor peso específico en el Sevilla esta temporada, Steven N’Zonzi. Al gigante francés se lo engulló un agujero negro.