Lo del Wanda Metropolitano, tal y como predijo Montella, puede ser la base de un trayecto distinto. El napolitano eligió a los mejores, con permiso de Ben Yedder, para jugar a domicilio, los ordenó en ese ya definidísimo 4-4-2 en fase defensiva, les apretó las tuercas de la intensidad y la convicción de los jugadores hizo el resto. Bueno, la convicción y la calidad para romper como hizo Sarabia desde la derecha, primero con un exquisito pase interior a Corchia y luego con un eslalon y un tiro a la escuadra contraria con la diestra tras un robo adelantado del lateral. Con esas premisas y el mismo once que ante el Atlético de Madrid, el Sevilla aguantó el pulso inicial de la batalla de la intensidad con un agresivo Espanyol.
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