En enero de 2007 el Sevilla, aprovechando la debacle económica de Ferro, se trajo a un chaval del que hablaban maravillas los scouting’s de la época. Con pinta de gigante, cuerpo de cristal y cerebro de niño, decían los que saben de esto que si se pulía, podíamos estar ante un central de leyenda para el fútbol argentino. Monchi anduvo rápido y por una cantidad escasa para el potencial del central lo trajo para el Sevilla.