Una patata caliente hay encima de la mesa del despacho de José María del Nido y estas cosas son las que menos le gustan al presidente del Sevilla. A decir verdad, a ningún presidente le agrada verse entre la espada y la pared, con la afición bramando ya por una destitución de su técnico y el equipo desplomándose en la tabla. Protagonizando casi a diario el duro ejercicio de expresar públicamente la confianza en el proyecto y en el entrenador, debe resultar imposible mirar de reojo la clasificación y los desoladores números que firma el que debe enderezar el rumbo de la nave: 8 puntos sumados de los últimos 36 posibles.