Varsovia concentra las magnas expectativas de los corazones sevillistas. Es lógico, y harto complicado entenderlo de otra forma. El premio que ofrece la vía continental es muy gordo. En la capital polaca, la escuadra de Emery se jugará a una carta la posibilidad de levantar otro título que, este año, conlleva además premio extra: un billete para la próxima edición de la anhelada Liga de Campeones, en la que, por cierto, merece estar ya un club modélico en su gestión económica y deportiva que está sirviendo de espejo a numerosos equipos del planeta.