El tour de force del Sevilla en los últimos cuatro partidos con los que despedirá la temporada 17-18, tan ciclotímica y bipolar, también significa un reto particular para Joaquín Caparrós en su precipitada y urgente vuelta a Nervión. Y no sólo por lo que significaría para él sacarlo con nota en tanto que reivindicación personal antes de asentarse en el club en un cargo más cercano a la burocracia que al banquillo, sino también porque su anterior etapa terminó de forma abrupta tras un declive final de cuatro partidos que condicionó su adiós del Sevilla.