Ha sido un episodio repetido en los últimos años en escenarios de similar corte. Mendizorroza, Ipurua, Butarque, incluso El Alcoraz y Montilivi de los descendidos Huesca y Girona… En esos estadios el sevillismo ha asistido impotente a encuentros en los que su equipo, simplemente, no competía. Un fútbol trabado, físico, de disputas aéreas y segundas jugadas, de duelos individuales, un fútbol de balón largo y carrera al espacio… Físico –tanto en centímetros como en músculo–, carácter, agresividad… en definitiva, saber competir, es lo que ha buscado el de San Fernando con una serie de cambios que son evidentes en la plantilla. Entre el físico de Roque Mesa y el de Fernando o el de Joan Jordán va un trecho y ello debe empezar a notarse en duelos como el del próximo domingo en Mendizorroza ante un Alavés que va a plantear un envite de mucha pelea.