Una eternidad desatada en un rato

Nervión crea una fuerza telúrica, que brota de la misma raíz del terreno de juego. La casta proverbial del club y la mano de Emery disponiendo y moviendo las piezas hacen el resto. El Zenit fue el siguiente en padecerlo. La diferencia entre el pasado sábado y ayer fue en el nivel del enemigo. Los de San Petersburgo, siendo un señor equipo aun con las bajas de ayer, planean varios estratos por debajo del Barcelona. Y por eso la remontada se consumó. Y más rotunda que pudo ser.

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