Un zurdazo de clase contra las meigas

Dos ostentosos enfados junto al banquillo, una regañina pública de su entrenador en la previa, sólo 100 minutos en ocho apariciones ligueras y ocho goles, siete en Copa y uno en Europa, era la carta de presentación de Iago Aspas antes de su primera titularidad con el Sevilla en Primera División. El delantero gallego estaba padeciendo un extraño ostracismo. A pesar de tener muchísimo fútbol en su cabeza y de haber respondido con juego y goles en sus escasas apariciones, la predilección por Bacca, sobre todo, y Gameiro le cerraban el paso en la Liga. Ante el Espanyol, después del mensaje que le envió el sábado Emery, fue titular en lugar del intocable Bacca, y terminó siendo el héroe.

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