Un reguero lila de ardillas y jirafas

Llegará el día en que una ardilla pueda cruzar el centro de Sevilla de punta a punta sin pisar el suelo, saltando de velador en velador. Será así más pronto que tarde. El monocultivo turístico, en cambio, es explotado desde bien antiguo en Florencia. La capital toscana, como es sabido, cuenta con una concentración de patrimonio artístico por metro cuadrado que llega a abrumar al visitante despistado. De tal grado puede ser el patatús que Stendhal, pionero en la cuestión turística en el siglo XIX, dio nombre al síndrome que denomina un estado de sobredosis estético tras visitar Florencia.

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