Tres semanas después un contexto completamente distinto

Tres semanas mal contadas han transcurrido desde que el Sevilla y el Leicester se vieran las caras en el Ramón Sánchez-Pizjuán, 20 días apenas para que ambas escuadras vuelvan a medirse con los papeles cambiados entre ambas. Mucho tuvo que ver para ello aquel gol de Vardy cuando la afición sevillista cometía un pecado imperdonable en el deporte, celebrar las cosas antes de conseguirlas. Aquel tanto del internacional inglés, tan inesperado tal y como se estaba desarrollando el juego, tuvo un efecto muy negativo en las huestes de Jorge Sampaoli, que tal vez comenzaron a desear con fuerza que arrancara la cita de vuelta en una especie de ansiedad que, junto a las rotaciones para llegar frescos a la cita de hoy, ha rebajado en muchos puntos el potencial de los sevillistas.

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