Poco después de eliminar al Atlético de Madrid, con la voz rota, Montella expresaba su inmensa satisfacción por vivir «una de esas noches con las que soñaba» cuando firmó por el Sevilla. El deseo del técnico italiano y el hambre por engrandecer su historia de un club que se se transforma en ‘animal competitivo’ cuando huele a metal se unieron para alcanzar otra final de Copa agarrándose a tres pilares: el espíritu de campeón que nació en el zurdazo de Puerta, grandes dosis de emoción y el inteligente manejo del juego para hacer contra todo pronóstico cinco goles -dos en la ida y tres en la vuelta- al Atlético de Madrid, el equipo con mejor promedio en tantos encajados de las grandes ligas.