El Sevilla ha terminado la temporada y está obligado a remodelar su plantilla en profundidad. Como todos los veranos, dicho sea de paso. Aunque esta vez no es lo mismo. Primero, vuelve Monchi, el hombre que lo calma todo. Seguramente ya no asistamos a sainetes como los que se produjeron a raíz de la marcha de Vitolo o el fichaje frustrado de Mariano. Será otra cosa. Y segundo, cada vez hay menos red. La base de calidad de la plantilla ha empeorado. Al Sevilla le quedan pocos futbolistas susceptibles de ser vendidos (Ben Yedder, Sarabia, ya veremos si Banega…) El segundo, si sale, será por un precio inferior al que indican sus números. Por Banega, quedándole un año de contrato, queda pendiente una conversación, al igual que con Ben Yedder.