“Con Alés a Segunda B”. Qué levante la mano el sevillista que no pronunciara esa desa-certada frase en el verano del primer año del siglo XXI. Era el pensamiento típico de ese retrato-robot de sevillista exigente que tanto se pregona ahora como la base de los éxitos que iban a ir cayendo en cascada en el presente siglo, pero quienes las lanzaban al aire no conocían a Roberto Alés García.