Tanta gloria, tanta eternidad

Tenía algo de torero y corrió la misma suerte que José, y que Juan envidió cuando Bailador le abrió la barriga en Talavera de la Reina. En su coraje, en su bizarría al andar, por la vida y por el fútbol. Aquel jueves de Feria de 2006 paró, mandó y templó un balón con marchamo de gloria en un partido que tenía encogido el corazón en un puño a todo el sevillismo, dentro y fuera de un estadio que era puro hervidero de emoción. Había que tener muchos arrestos para soltar esa volea en pleno volcán de pasión con sólo 23 años. Tenía en sus adentros el sino de los héroes. Como un Héctor de Nervión, la muerte lo hizo tan eterno como la gloria que dio. Tanta eternidad halle como gloria halló con su zurda.

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