Vamos al lío. Directamente al objetivo. Sin perder la atención de lo que nos ocupa. Concentrados como un astronauta en la soledad de una cabina espacial. Mirando botones, rutas galácticas y llevando la nave, pese a la lluvia de meteoritos, directamente al objetivo. Al planeta donde se respira satisfecho y con los dedos haciendo la señal de la victoria. No cabe perderse en especulaciones ni en bucles de prevenciones. Se va a Maribor a buscar el calor de una victoria. A fundir el hielo. A convertirlo en un puchero gitano de hierbabuena. Para pasar frío se queda uno en Sevilla en la carnicería de Makro.
