Es, sencillamente, una cuestión de números. La cantidad de minutos y partidos que el cordobés ha podido disputar es excesivamente baja, de forma que ni siquiera puede considerársele un refuerzo: 94 minutos en ocho partidos de Liga y 145 en tres de Copa, esa es su participación. Ni contaba para Míchel ni lo hace ahora para Emery.