Todo es nuevo. Diferente. Distinto. Pero los objetivos son los de siempre. Eso nunca cambia. Jamás varía. Porque Nervión ha convertido una palabra en leyenda para su escudo y un sentimiento en el abecedario de plata de su libro sagrado. La palabra es ganar. La leyenda: dicen que nunca se rinden. Por ahí fuera, lejos de nuestra nación nervionense, le temen a esas dos constantes como los gremlins al agua.