Serio palo al proyecto estelar

Cuando el Sevilla tocó la gloria en Varsovia, con el doble premio de la Champions y el hermoso título de tetracampeón de la UEFA, la conclusión general es que este equipo necesitaba ya retos mayores. La ilusión se adueñó de un sevillismo que vibró con las llegadas de Konoplyanka y Llorente durante un verano de fichajes de relumbrón. Seis meses después, este mismo Sevilla ha recitado un tristísimo adiós a la anhelada Champions, con el consiguiente anticlímax de frustración. El globo se deshinchó donde empezó a inflarse el curso pasado y la credibilidad del proyecto estelar está bajo mínimos.

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