El Sevilla renace cada temporada como si del ave fénix de la mitología se tratara. Un club que ha hecho de su condición de vendedor un método de progreso. En el Sánchez Pizjuán han aprendido a convivir con la pérdida eventual de sus pilares básicos sin que por ello su potencial futbolístico se resienta, o al menos no en la medida en que lo hace en otros clubes en circunstancias similares; en muchas ocasiones, incluso se incrementa merced a la contratación de futbolistas dotados de un talento igual o superior al de los anteriores. Pero para poder aplicar esta fórmula con acierto hacen falta dos cosas: poseer un conocimiento excepcional del mercado y tener el valor de arriesgar. La primera de ellas la encarna Ramón Rodríguez Verdejo Monchi en su persona, y la segunda, la filosofía del club en sí misma.