No es cuestión de echar las campanas al vuelo, ni de querer hacer una rutilante estrella por un par de destellos. Pero no se faltará a la verdad afirmando que Quincy Promes dejó visos de ser un futbolista caro, de acercarse a ese tipo de jugadores que llenan de público los estadios, que ilusionan en las vísperas inciertas de los partidos, que son capaces de hacer cosas inverosímiles. El futbolista holandés, en su segundo partido como titular en el Ramón Sánchez-Pizjuán, el tercero en el que jugó de partida tras los del Standard de Lieja y Krasnodar, demostró bastantes cosas. El Promes que se vio ante el débil Akhisar Belediyespor sí es el que fichó el Sevilla cuando decidió desembolsar 20 millones de euros, el segundo fichaje más caro de la historia del club.