Ser anfitrión de un evento como la final de la segunda competición continental genera movimientos a muchos niveles prácticamente desde el mismo día en el que se anuncia la noticia. La repercusión social, económica y, por supuesto, deportiva, es máxima gracias a una cita que será seguida con atención en directo por todos aquellos que puedan hacerse con una localidad en las tribunas del estadio. Los que no tengan dicha oportunidad lo podrán hacer a través de la pequeña pantalla. Un partido que se vive con intensidad durante los días previos. Los futbolistas de ambos equipos, acompañados de los respectivos cuerpos técnicos, directivos y familiares, aterrizan en la sede de la final con cierta antelación para preparar sobre el terreno el gran compromiso y disfrutar del clima, gastronomía e historia de una ciudad tan emblemática como es Sevilla. Sin olvidar a otros protagonistas destacados de un encuentro así, los aficionados.
