El Sevilla navegó durante 58 años en ese mundo del querer y no poder tan dañino para una afición con aspiraciones de grandeza. Todo se revirtió en el siglo XXI con nueve títulos y 16 finales. Los madrileños, por su parte, han celebrado dos ascensos y una permanencia en un puñado de meses. Y ahora se ven las caras en 90 minutos para reír y llorar. Para alcanzar sueños imposibles o que estos se repitan nuevamente, como si la memoria jugase una mala pasada con un déjà vu.