En esta semana se ha conocido una nueva sanción por dopaje en el fútbol español, en este caso ha sido el jugador del Athletic Club de Bilbao, Yeray Álvarez.
El central dio una rueda de prensa, asegurando que son unas pastillas contra la alopecia que está tomando, y tendrá una sanción de 10 meses. Sus compañeros lo arroparon, pero así son las cosas.
Papu Gómez, ex jugador del Sevilla, cuando todavía era futbolista nervionense, decidió tomar un jarabe para la tos de su hijo, y tenía una sustancia prohibida, que con el tiempo acabó costandole una inhabilitación por dos años.
Cuando salió dicha noticia, había firmado con el Monza italiano, pero el equipo le rescindió su contrato, y ahora después de la sanción ha vuelto a encontrar un equipo, el Padova.
Recientemente ha dado una nueva entrevista, contando el calvario que ha sufrido en los últimos tiempos, y lamentando la sanción tan dura que tuvo, mucho más larga de lo que él cree justo:
Duro: «Los primeros meses fueron duros porque no entendía por qué me pasa a mí. Por qué justo en mi mejor momento. En mi momento más top de mi carrera, después de haber ganado un Mundial. Nunca me había pasado algo sí en mi carrera».
Enfado y comparativa: «Sí, tenía bronca con todo, con el fútbol, el sistema… Echaba la culpa a todo. Obviamente yo no me hago la víctima. La responsabilidad fue absolutamente mía. El boludo fui yo en tomar un jarabe de la tos que no tenía que tomar, pero tampoco para haberme comido dos años de suspensión. Te pueden suspender, sí. Cuatro meses, seis meses. Tomás cocaína, te fumás un porro y te dan seis meses, ¿entendés?».
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«Y yo por haberme tomado un jarabe para la tos de mi hijo, me comí dos años. O sea, ¿a quién le entra en la cabeza? Pero bueno, me la comí y acá estoy, peleándola».
