El orden puede ser incluso un defecto

Paso atrás del Sevilla también en LaLiga. El conjunto de Julen Lopetegui fue incapaz no sólo de superar al Alavés sino de sacar provecho de la monopolización del balón por la sencilla razón de que no busca jamás la improvisación, la capacidad para desordenar al rival. El técnico vasco siempre ha alardeado de ser un amante del orden, de tratar de tener todas las situaciones controladas, si es que esto es posible en el fútbol, pero al final ¿eso es una virtud o puede convertirse en un evidente defecto? La famosa posesión rondó el 75 por ciento durante la mayor parte de los intervalos en los que se pueden dividir los 94 minutos que duró la contienda, incluidas las prolongaciones. Los sevillistas la monopolizaban, la acarreaban de un lado para otro, lo hacía incluso con cierta plasticidad y también con velocidad para no retenerla demasiado. Hasta ahí, todo lo que es cartesiano, todo lo que tiene que ver con el orden, pero seguramente el técnico que fuera al estadio con la idea de evaluar el rendimiento de Pacheco estaría jurando en arameo, diciendo que maldito el día en el que le encargaron hacer un informe sobre el rendimiento del cotizado guardameta del Alavés. Ni una sola intervención directa tuvo, exceptuando un disparo centrado de Suso cuando ya el cronómetro se dirigía hacia el minuto 90.

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