Noches como la del sábado…Ni una más

yer no fue un domingo cualquiera. Ayer nos tocó a los sevillistas digerir ya en frío la humillación a la que fuimos sometidos en el Wanda Metropolitano por el mejor equipo de mundo. Para mí ha sido el día más triste y vergonzante de la reciente historia del Sevilla Fútbol Club. Perder entra dentro de lo previsible, pero manchar el escudo y la camiseta no se lo podemos consentir ni a jugadores ni a técnicos. Pero es lo que pasó en la final de Copa. Es evidente que nos enfrentamos a la mejor versión de Iniesta y de Messi, que pagamos los platos rotos de Roma y que si al conjunto de Valverde le sale todo no hay equipo capaz de hacerle sombra. Pero los jugadores y Montella se olvidaron, o nadie les ha explicado, que nuestro himno habla de casta y coraje, y eso no se negocia.

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