Si el sevillismo tenía dudas antes de la comparecencia de ayer de Del Nido y Monchi, no pudo despejar muchas en la ansiada comparecencia de ambos en la presentación de Cicinho. El presidente, la verdad, sí fue más claro en sus reflexiones. No se le cayeron los anillos por reconocer que la imagen que el Sevilla ofreció en Córdoba fue «paupérrima», un claro mensaje a quien correspondiera. En cambio, Monchi no se sabe si abrió más la espita del gas de las dudas o las cerró. Intentaría, desde luego, tranquilizar al sevillismo, pero le salió algo más parecido a otra cosa. Ni una cosa ni otra. Ni si ni no, sino todo lo contrario, cuando le preguntaron si llegará un central más.