Scotta y Bertoni, tras ganar el Mundial de Argentina de 1978, jugaban en el Sevilla y también uno de los íntimos amigos de la infancia y del Colegio de los Salesianos de ‘Luisito’ Álvarez Duarte, como se le conocía por su precocidad, el centrocampista Pablo Blanco. Fue por mediación de éste, como Scotta y Bertoni, encargaron al escultor e imaginero una talla de un Cristo Cautivo para que un trozo de Sevilla estuviera en Buenos Aires, relató a EFE un amigo del artista y del futbolista. La imagen fue trasladada desde el Aeropuerto de San Pablo de Sevilla al de Buenos Aires por un avión de la Fuerza Aérea argentina y, desde 1981, se venera en la catedral bonaerense y procesiona los Viernes Santos por la capital de Argentina entre la devoción de fieles e hinchas del fútbol.