No es eventual la exhibición de solidez y competitividad que desplegó ayer su equipo. El italiano ha traído el trabajo táctico y físico que pedía a gritos una escuadra que se desangraba. No hay que lanzar las campanas al vuelo. Ni antes esta plantilla era una escuadra de incompetentes ni ahora el Sevilla de Montella se va a dar un paseo triunfal en la segunda parte de la temporada. Queda mucho trabajo por delante. Pero la buena noticia es que hay mimbres. El Metropolitano enseña el camino de lo que puede dar de sí este plantel configurado por Óscar Arias y al que tanto se ha criticado en los últimos tiempos.