Corría la décima jornada de un campeonato aciago para el Sevilla, que no comenzó con buen pie. En un partido excesivamente trabado y abocado a un empate sin goles, el menudo y habilidoso ariete agarró la pelota en el minuto 58, se recorrió de derecha a izquierda toda la frontal del área pucelana driblando a cuantos rivales le salieron al paso y colocó un misil inalcanzable para César en la escuadra derecha de su portería.