—Dígame la verdad, ¿cuántas veces le han recordado en esta segunda etapa sus goles en Eindhoven?
—Muchísimas (se ríe). Aquello fue distinto a todo. Hace ya doce años, qué barbaridad. Pero, ¿sabe una cosa? Parece que fue ayer. Lo recuerdo todo perfectamente. Los momentos previos, la afición esperándonos fuera del estadio, la celebración. Ahí ya supe que sería sevillista toda mi vida. Mi mujer es sevillana. Mi familia es sevillana. Y más me he dado cuenta de todo esto porque cuando volví en enero parecía que nunca me había ido. Eso me pasa con los amigos de toda la vida o cuando vuelves a casa.