Cuando Vitolo conoció el calendario de Liga lanzó una risotada nerviosa mirando al cielo. Tras su complicada salida del Sevilla en verano, con una renovación pactada -el tema está en los Juzgados-, el canario sabía que le iba a tocar el mal trago de pasar por el Sánchez-Pizjuán. O quizás no. Dependía de lo que dijese el sorteo liguero porque iba a jugar prácticamente una vuelta con Las Palmas y otra con el Atlético. Los astros no se aliaron con el extremo internacional. Una visita con cada. Y para hacerlo más intenso, con una eliminatoria copera entre ambos envites.