El orden, bendito orden; las jugadas a balón parado y las revisiones del VAR le bastaron al Sevilla para terminar el año 2019 con la satisfacción que sólo dan los triunfos. Así, la vida se ve mejor. Alegría para los sevillistas y satisfacción para un Lopetegui que ha encontrado en los partidos como foráneo un estilo ganador. No brilla, pero gana. No fulmina, pero gana. Compite, siempre. Una, y otra vez. Las sensaciones se pueden discutir; los resultados, jamás. Y los números apuntan que este Sevilla es el mejor visitante de LaLiga con un estilo muy definido, un manual que le ha servido prácticamente en el ecuador de la liga para que los contrarios le respeten… y terminen odiándole.