Lopetegui llama a la calma y a mejorar aspectos importantes, como la contumacia en dejar una mínima ventaja en el marcador pese a que, en Valladolid, por ejemplo, el Sevilla fue un yunke inexpugnable que apenas concedió alguna ocasión a los locales. El aislado remate de volea de Sandro al larguero en la primera parte y poco más. Una contumacia que tiene a la parroquia sevillista algo escéptica, sobre todo al recordar cómo los equipos de las temporadas anteriores, el de Eduardo Berizzo en la campaña 17-18 y el de Pablo Machín en el ejercicio 18-19, presentaban números similares: un punto más, 28, el del argentino y los mismos el del soriano. Y ya se sabe cómo acabaron sus respectivas aventuras en Nervión. Para que el Sevilla no se desfonde como le pasó con Berizzo y Machín, también con el propio Sampaoli cuando tropezó en Leicester, Lopetegui tiene que trabajar sobre la mejoría de la fase ofensiva, la participación de los futbolistas de ataque y el margen tan ajustado con el que su equipo está ganando los partidos.