Son el yin y el yang, el gesto hierático y la sangre caliente. Dos modelos opuestos en cuanto a dirección de equipos, la mesura y el puro nervio, la observación fría y la guindilla para estar tan metido en el partido que a veces imita los gestos de un jugador más. El enfrentamiento este domingo entre Juande Ramos y Jorge Sampaoli es mucho más que un duelo de banquillos. El morbo está servido, además, con la segunda visita del entrenador de Pedro Muñoz desde aquel mes de octubre en el que decidió coger su petate y abandonar su puesto de trabajo en el Sevilla con la temporada empezada. Es, encima, un Sevilla-Málaga con su toque de rivalidad regional, aunque ello no tenga una connotación tan especial en una dirección que en otra.