Sergio Ramos, Antonio Puerta y Jesús Navas formaban el trío de mosqueteros más prometedor del Sevilla de las últimas décadas. Joaquín Caparrós los hizo debutar en el primer equipo y muy pronto dejaron sello de futbolistas con pies de oro. Fuera de la cancha eran tres amigos que también reían y tenían en la frente el cartel de ‘peligro’, por las bromas y el descaro que gastaban. Eran la alegría del Sevilla y la ilusión de un club que comenzaba a dibujar boceto de entidad grande. Antonio Puerta se marchó demasiado pronto al Tercer Anillo por culpa de un corazón que se rompió en plena gloria. Antes dejó un gol para la historia y las semillas de los primeros títulos. Jesús Navas y Sergio Ramos siguieron su ascenso, aunque jamás olvidaron al hermano caído.
