Su presencia en la plantilla provoca otro efecto colateral: los jugadores importantes que sí han levantado títulos y que negocian en estos momentos su renovación (Banega) piden ponerse al nivel Llorente o cerca, cosa fácilmente entendible. Lo bueno es que queda mucha temporada y que Llorente, por su calidad, puede aparecer en cualquier momento. También que Emery ya ha demostrado que termina reconduciendo a casi todos los casos perdidos. De momento con Llorente no puede. Ahora mismo es un problema de 24 millones de euros.