La presión coordinada, más ordenada en la primera parte con una formación más reconocible y menos experimental, y la verticalidad en los ataques, con juego en corto y en largo y rápidas combinaciones tanto por dentro como por fuera, fueron las mejores señas de identidad del Sevilla. También a balón parado, con creciente protagonismo de Joan Jordán, dio señales positivas el equipo de Lopetegui. La reacción del Sevilla en la primera mitad llegó gracias al triángulo que formaron desde la izquierda Banega, Nolito y Reguilón, que aprovechaba el pasillo que le dejaba el sanluqueño. Joan Jordán para robar balones adelantados y soltarla rápido, escoltado unos metros atrás por Fernando.