La última bala de oropel

Lejos quedó aquel Sevilla rebelde que quería acabar con la hegemonía de los grandes en España. La irregular segunda vuelta, con malos resultados a raíz de la eliminación de la Champions, y también con muchos «problemas externos», como reconoció ayer Pareja en referencia a las salidas de Monchi y Jorge Sampaoli, menoscabaron el atractivo de un Sevilla que se erigió en una alternativa real, una bocanada de aire fresco en la estereotipada Liga. Fue el afán de Sampaoli desde su llegada, ser un rebelde con causa. Sin embargo, en nueve enfrentamientos con los grandes, incluidas las dos Supercopas, apenas pudo arañarles un empate, inocuo por ser la vuelta de una eliminatoria perdida, y un triunfo. Ahora, Sampaoli y su Sevilla, con poco que decir ya en la tabla, quieren levantar de nuevo la voz en la capital del reino.

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