Y es que cualquiera que escuchara a José María del Nido a las dos de la tarde pensaría que Álvaro Negredo no es que no estuviera cerca de marcharse, sino que incluso lo mismo continuaba en Nervión. Pero la realidad era otra. El presidente del Sevilla sabía que Manuel Pellegrini había comenzado a ponerse nervioso porque no le traían el delantero deseado, y lo utilizó. Cuestionado, lógicamente, innumerables veces por si el vallecano se iba a marchar, se mostró fuerte y rotundo desde la concentración de Costa Ballena