En plena locura por tratar de hacer del fútbol una ciencia empírica que acaba haciendo pensar a los entrenadores si lo que escuchan desde el entorno es o no la fórmula infalible para ganar los partidos y, encima, jugando bien y como le gusta a la gente, el Real Madrid pasa por Sevilla para ponerle al proyecto de Caparrós y Machín un control por sorpresa que cuenta para la evaluación y para la nota final. Cuando todavía no sólo no se han apagado los ecos de si Pablo Machín debe alinear a dos delanteros o no, el runrún sube en decibelios con el debate sobre si el Sevilla debe mantener a Ben Yedder y Andre Silva juntos en el once inicial.