La grandeza de Kanouté

La grandeza trasciende la condición de simple virtud para erigirse en sensación. Porque la grandeza no se percibe, se siente. Inunda los sentidos. Es el resultado de una catarsis de emociones, de vivencias, de la comunión de lo tangible y lo intangible. Un sentimiento sin medida, esquivo a las explicaciones, que no elegimos, y que, aunque nos empeñamos en frivolizar, distinguimos desde nuestro interior, a veces sin ni siquiera saberlo.

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