Padre de dos hijos, el segundo de apenas semanas, Iborra está asentado en Sevilla y en el club. «Me quedan tres años más y quiero estar aquí mucho tiempo. Aquí estoy feliz y mi familia también lo está. De Sevilla nos gusta todo y ahora llega una época muy bonita, con buen clima, la ciudad está preciosa». Sin embargo, sufre el estigma de la corrupción.