Julen, otro vasco en Nervión

Esa pasión desbordante que propaga el sevillista y la persona que tiene más cercana (Monchi), tan o más sevillista que cualquiera, hasta el punto de ser jartible, desembocaron en una celebración de la victoria en el Benito Villamarín llena de rabia contenida, liberando una tensión que atenaza los sentidos. De saber que había hecho feliz a muchísimas personas. Jesús, su capitán, apretaba los puños y se encogía. Lopetegui gritaba al cielo de Sevilla. Era su primer derbi, como para olvidarlo. Ha sacado matrícula. Él podía decir que eran tres puntos más. Tururú. Necesitaba superar una verdadera prueba de fuego.

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