Conociéndole, más de uno dirá: “¡Cualquiera le aguanta si no está en un banquillo!”. Joaquín Caparrós vive el fútbol con pasión, esa misma que le ha hecho trabajar hasta ser uno de los grandes nombres propios del balompié nacional. Ahora, tras su paso por Mallorca, ve los toros desde la barrera –en breve comentará los partidos de Cuatro– y aprovecha para seguir formándose y poner en marcha la fundación que lleva su nombre.