Desde que llegara Pablo Machín al Sevilla este verano había un concepto que iba a estar muy claro en el esquema que iba a utilizar el técnico soriano: los carrileros tendrían un papel clave en el juego de ataque. Y, pensando en ese jugador con proyección ofensiva capaz de recorrerse la banda una y otra vez desde la defensa hasta la línea de fondo, un nombre se le venía a todos el mundo a la cabeza: Jesús Navas. El palaciego no sólo no parece notar los 32 años (33 en poco más de un mes) que refleja su carnet de identidad, sino que está en un momento físico y futbolístico sensacional. De hecho, muchas de las acciones de peligro, y que han acabado en gol, de los últimos partidos del Sevilla llevan su firma. Un total de cinco asistencias, un penalti provocado y un gol anotado en un arranque de temporada en el que el palaciego, a pesar de los problemas físicos que tuvo en la pretemporada, ha disputado once partidos, diez de ellos como titular, siendo una pieza fundamental para romper las defensas rivales entrando desde atrás.
